lunes, 6 de febrero de 2012

AL MINISTRO DE ECONOMÍA


Estimado Luis de Guindos, me ha dado una patada en los ojos una declaración suya y que dice: "Si se piden sacrificios, los que más ganan tienen que dar ejemplo" (Sic). Pues bien, me gustaría que al igual que la Casa Real a petición de EU en su día facilitara sus ingresos pormenorizados, haga usted lo mismo para a su vez dar ejemplo al pueblo, y ver en cuánto se rebaja sus honorarios y demás canonjías.
En cualquier caso, esto sirve igual, para todos sus compañeros de viaje instalados en el PP y para todos los demás cargos de otros partidos políticos.
El pueblo, posee derecho a saber cuál es el sacrificio que aporta la clase política. A los sacrificados ya los conocemos todos, éstos a los que pertenece un servidor suyo, y que conocen el camino hacia el matadero, a éste al que nos conduce usted – y si es por un imperativo superior– estamos en el mismo camino que con Zapatero.
Seguir las instrucciones de la canciller alemana, es suicidarnos junto a toda la UE con Alemania incluida. Si no aplicamos la teoría de Keynes y hacemos que el Estado mande sobre el mercado, y que a su vez se aliente la producción y el consumo, ambos al unísono, España, no tardará en ir a una bancarrota total –aunque, en realidad ya lo estamos con cinco millones cuatrocientos mil parados.
Si usted, señor De Guindos ya predica que en el año de gracia 2012, alcanzaremos los seis millones de parados, que la vida nos acoja bajo su manto. Usted, no vive con ninguna preocupación el devenir de España. Sus riñones los posee bien a cubierto, y quizás igualmente, su dinero. Mal ministro de Economía es, aquel que realiza lo que le ordenan sin aplicar su criterio y sus conocimientos.
Usted, señor De Guindos, está guiando a España para que las revueltas se conviertan en un sinónimo de las de los árabes, marroquíes, egipcios, libios, sirios y demás. Nosotros, el pueblo español, con sus augurios de paro –una mayoría de éste, proveniente de parte de la Administración Pública– que no paga a sus deudores varios, ¿en qué clase de economía nos sumerge usted? ¿Si usted mismo, lleva a la quiebra a miles de empresas y fomenta el desempleo? Entiéndase usted por el Gobierno, ¿para qué narices solicita sacrificios?
Si España, no prorrumpe del euro y recupera su antigua peseta, no poseemos salvación alguna. Retrocederemos a los años cuarenta, pero con libertad para manifestarnos por las buenas y por las malas. Y, terminaremos por no poder salir a la calle, incluido usted mismo ni con coche blindado.
El tiempo, para utilizar la demagogia, tal como usted expresó en esa frase, ha pasado. Hechos, señor De Guindos y trabajo serio. España no puede soportar económicamente por más tiempo, las diecisiete autonomías, un Gobierno central y una Monarquía.
La Comunidad Valenciana, leo hoy en prensa escrita, según datos ofrecidos por el presidente autonómico, está endeudada con 30.000 millones de euros. ¿Cuántas empresas cerrarán y desempleados generarán solamente con este endeudamiento?
Vamos señor ministro, atrévase y diga una cifra. Seguro, que no la alcanza ni a imaginar. Así pues, centuplique esto por diecisiete más uno, y otro, y conseguirá resolver el problema.
La voz del pueblo, que representa a la voz de Dios, aún en un país laico, debe saber cuál es el sacrificio que desean realizar todos los políticos que acampan cual manada de buitres leonados en nuestra piel de toro.
Le voy a proponer otra adivinanza. ¿Cuánto calcula usted, qué habrá costado el congreso del PSOE, tras campañas encontradas y estancias de lujo en Sevilla? ¿Y de dónde ha salido todo ese dinero? Pues no creo que sea de la caja de los afiliados al PSOE.
Demasiados mangantes y parásitos, a costa de un pueblo sin trabajo.
Le recuerdo, una base para la economía familiar, Comunitaria y Nacional: "Sin trabajo no hay dinero, y el dinero se consigue a través del trabajo" Si usted, admite que en 2012 alcanzaremos más de los seis millones de parados, no se hacen necesarias sus recomendaciones. Así, un servidor suyo, podría ser asesor del ministro de Economía, es decir, de usted.
José Pardo Ferrer.

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