miércoles, 8 de febrero de 2012

¡ADIÓS, A LA CLASE MEDIA!


La clase media, ha estado pululando y proliferándose por España y toda la UE. Sin embargo, al igual que en otros países de Europa, a ella, la vorágine de una crisis inmisericorde y acompañada por un paro aterrador, ha realizado el desastre de que haya sido la primera en sufrir las primeras ventiscas provenientes de Siberia.
La semana pasada, a pesar de mi precaria salud, acompañado por mi hijo me acerqué hasta el estadio del Valencia, con el fin de ver in situ el partido contra el Barcelona.
Aparcamos donde siempre, y caminando nos dirigimos hacia la puerta de entrada correspondiente. Consciente, de que mi hijo siempre compra pipas, iba a dirigirme a una tiendecita en la que todo es un poco más barato que dentro del estadio y sus aledaños.
Charlando sobre el tema, le dije a mi hijo:
Es igual, las compro aquí mismo.
Había visto, a una señora bien vestida y que, sin usar afeites, coloretes o pintalabios destacaba por su porte y el corte de su pelo. Había montado, una pequeña mesita plegable y encima de ella, tenía unos cuantos paquetes de pipas de diferentes marcas y calidades.
¡Hola, buenas tardes! Apenas me contestó.
Mi hijo, eligió un paquete de su marca preferida, y yo le secundé cogiendo otro paquete igual.
Le di diez euros para que, se cobrase.
Lo siento, pero deberé devolverle con monedas. Fue su breve comentario en un susurro de buena pronunciación y utilizando las palabras justas y correctas.
Le acepté las vueltas, le di las gracias y seguimos mezclados entre el río de gente...
¿Pero, Papá, para qué has comprado dos paquetes?
El otro, ya lo tienes para la semana siguiente cuando vengas con tu esposa.
¡Ah, vale!
No le realicé ningún comentario. Aquella señora, debía de ser la primera o segunda vez que se había atrevido a dar un paso semejante. Desconozco si su marido, estaría apostado en otro lugar o no había poseído arrestos para realizar lo mismo.
En cualquier caso, desde aquí le alabo su valiente decisión. ¡Ya qué, vergüenza para robar! Sin embargo, para mí ha sido el primer caso que he visto con mis propios ojos de nuestra decadencia en la clase media hasta alcanzar estos extremos.
Un servidor, ha viajado mucho por Europa, Estados Unidos, el Lejano Oriente y obviamente por España. Como comerciante, al margen de hablar con los gerentes de las compañías, me ha gustado ver y hablar con la gente de la calle.
Los lugares con mayor dificultad, los encontraba en Corea del Sur, Taiwán, Japón, Hong Kong, etcétera. Pero siempre estaba la gente de recepción en los hoteles de lujo en los que me alojaba, dispuestos a contarte las una y mil miserias.
Tanto en Corea, con el director comercial para Europa de la casa Gold Star –hoy LG– cuya distribución poseía para toda España. Y el cual, me visitaba un par de veces en Valencia, al igual que me atendía en mis dos viajes anuales a aquellos países con culturas mucho más milenarias que la nuestra pero, tan distintas.
Dio lugar, para que me contara sus cuitas, venturas y desventuras cotidianas de un pueblo, que en aquellos años de mitad de los setenta, trabajase hasta el día de su Día Nacional.
Estas confesionales conversaciones, me enseñaron, sobre todo, en Japón y Estados Unidos, a ver su triste realidad, sus miserias y que nunca todo el monte es orégano.
Con míster Kawa Mura, igualmente que el señor Kim en Corea, alcanzamos una buena amistad, cuando venía aquí, tras una buena paella de langosta, lo traía a casa donde tomábamos una buena copa o dos, y fumábamos un par de habanos.
Igualmente, me contaba las miserias sociales del País del Sol Naciente. Él, jamás me invitó a su casa. Primer indicio, de la enorme divergencia entre nuestras culturas.
Era un gran aficionado al golf, y a pesar de lo enormemente caro que era, y sigue siéndolo Japón, él viajaba con su bolsa de palos, y aquí en Valencia jugaba un par de días, algo prohibitivo en Japón, salvo para los muy ricos.
Pero, cierto día me llamó por teléfono, y me confesó y explicó la gran injusticia social, entre otras, de Japón. A los ejecutivos, al alcanzar la edad de 50 años, las empresas consideran –de acuerdo con el Gobierno– que ya han poseído el suficiente tiempo para educar a su hijo y, les rebajan el sueldo a la mitad.
Y, me solicitó ayuda para encontrar trabajo en España o Europa. Desgraciadamente no le pude complacer.
Y, en Estados Unidos, socialmente posee muchas más sombras que claros. Son muchas las familias de clase media, que se arruinan a causa de una enfermedad grave entre sus componentes.
Les cuento todo esto, para significarles que, ¿si deseamos ser españoles pobres con todos los recortes? ¿Oh, acaso deseamos vivir como las grandes potencias económicas?
Les citaré por orden de importancia, a cuál de ellas desean ir a trabajar y vivir: Estados Unidos, China Continental o la India.
Sepamos ser coherentes y estar dispuestos para el sacrificio y para prestar ayuda a nuestros familiares o amigos más desfavorecidos.
Y, esta reflexión, sirve igualmente para todos aquellos maestros, médicos, enfermeras y demás funcionarios y trabajadores diversos que han visto recortados sus salarios e incrementadas las horas del mismo... pero, sin estar en el paro.
José Pardo Ferrer.

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