lunes, 10 de octubre de 2011

Y, SACUDIR AL PARADO


Don Miguel de Unamuno, según leo en uno de sus escritos mitad filosófica y la otra mitad plena de dudas místicas y dogmáticas, al final de su desvarío entre creer o no, habla de que es obra de misericordia suprema despertar al dormido y sacudir al parado.
Esto lo fecha en una carta a un amigo suyo chileno, en Salamanca, 6 de noviembre de 1907.
El gran escritor y filósofo de la denominada generación de 1998, y que fue rector de la Universidad de Salamanca, vivió en sus carnes la furia incontenida del fascismo visceral y de la ignorancia dentro de cierta intelectualidad arribista como la de José Mª Pemán.
Pero esto, ya fue al final de sus días, y un servidor y gran admirador y lector de Miguel de Unamuno, quiere recrearse en su filosófica obra de misericordia de "Sacudir a los parados".
Es indudable, que entre las catorce obras de misericordia, ninguna hace mención a: "Sacudir a los parados". Claro está, que en 1907 España igual tuviese unos quince millones de españoles. ¿Por qué, cómo sacudir hoy al parado con cinco millones de éstos?
He aquí, como el gran don Miguel de Unamuno se adelantó al tiempo y encontró la piedra filosofal en contra del paro. Par "sacudir a cinco millones de parados" se hacen necesarios otros tantos millones de empleados, con lo cual llegaríamos a alcanzar la autoeliminación del paro, a través de la autoflagelación.
Sólo una mente tan preclara, y la bravura dialéctica que poseyó en vida el vascuence Unamuno, han servido para eliminar a tanto político "inútil" y a sus asesores para terminar con la crisis que ahoga a España a causa de ese 21% de parados.
Auto sacudirse los parados, he aquí el número áureo o (Fi) en contra del paro. Casi la perfección.
José Pardo Ferrer.

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