sábado, 15 de octubre de 2011

UN OTOÑO ESPECIAL


Me gusta el otoño como cualquier estación anual. Sin embargo, me da pena ver con la facilidad que se desprenden las amarillentas y caducas hojas de los árboles de cualquier rama que las sustente, basta un soplo de viento.
Tan lozanas no hace tanto, todas vestidas de verde, hoy los colores rojizos mezclados con otros variopintos colores, en algunos bosques del alto y vecino Aragón, poseen una belleza singular que me embelesa.
Ahora faltan las lluvias. De momento, sin éstas, el viento las hace volar un buen trecho con gracia y galanura. Pero, las gotas de agua sobre éstas, las hundirá en el fangoso camino. Demasiado peso para poder sobrevolar tan siquiera unos metros.
Y, entre lluvias y vientos, nos alcanzarán las palabrerías inocuas, salvo para los intereses de demasiados en un país tan diminuto como el nuestro. Nos alcanza el otoño, del embuste y de las promesas en boca de ateos o de creyentes pecadores.
Los pasquines y panfletos, realizados en imprentas que no cobrarán, hasta no se sabe cuándo, inundarán y ensuciarán nuestra visión del otoño entre paraguas y las primerizas castañeras.
No creo que sean reuniones multitudinarias. La ciudadanía, está un poco fría y desalentada. Algunos me dicen: Hombre Pepe: ¡Aunque sea por probar! Y poseen su razón, pero a España, en los últimos diez o doce años se le ha realizado mucho daño.
En los últimos siete, casi ocho, éste se ha acrecentado, y no, por la burbuja inmobiliaria. El dinero se ha donado, dilapidado y tirado sin sentido económico de ningún rigor. No se ha ejercido con la debida tiesura el control sobre la banca y sobre todo sobre las Cajas de Ahorros.
Éstas, están siendo un pozo ciego, en el que los miles de millones de euros nos están empobreciendo por partida triple. En primer lugar: se los llevan de nuestras arcas o erario público sin recato, y lo que es peor, sin miras de remedio momentáneo.
En segundo lugar: Ese profundo hoyo, agujero o recovecos varios por los que se han ido llevando el dinero, políticos y directores ineficaces para las entidades, pero muy lucrativo para éstos, ya no volverá a nuestra paupérrima caja.
Y tercero: Como consecuencia de los dos primeros, dicen no poseer un euro para ofrecer un crédito capaz de crear algún empleo. Ahora, se dedican a acumular en el subterráneo de su caja vacía de dinero, pisitos devaluados que se los han arrancado a familias, a las que no hace tanto les ofrecían con una alegría impropia de su pobreza.
El rigor, del Gobernador del Banco de España –cargo político que ostenta a dedo– ha brillado por su ausencia. He aquí, una falta gravísima por parte del Gobierno actual.
Hablar de robos y saqueos, por todos los lugares de nuestra Patria a lo largo y ancho de ésta, ya quedaría obsoleto a estas horas. Y, es algo que se seguirá realizando. Las disímiles clases políticas están podridas. Todos pertenecen a una raza especial y con un pedigrí que si no lo poseen, pronto lo adquieren.
Así pues, nuestro otoño, éste en el que nos encontramos inmersos, y del cual deseamos disfrutar visionando y aspirándolo, nos lo joderán, todos aquellos que más tarde seguirán jodiéndonoslo. ¡De pena!
José Pardo Ferrer.

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