miércoles, 24 de agosto de 2011

LA LENGUA CASTELLANA



El castellano, el español o la lengua cervantina está siendo vituperada desde el error de introducir el inglés en un país donde más del 75% del pueblo no entiende ni habla esa lengua. Nos asoma el inglés hasta en la sopa y en todo tipo de publicidad y páginas web.
Hace unos treinta y cinco años, justo cuando comencé mi caminar por el mundo, mi inglés bastante primitivo pero con cierto nivel comercial, para mí era importante leer todos los letreros con los que me encontraba, así como hablar con cuánta gente pudiese, en mi bolsa de mano, no me faltaba nunca una libreta, pluma, diccionario inglés y un libro de frases más corrientes para caminar sin perderte y aprender cotidianamente.
Hoy, no se hace necesario ir a Reino Unido o a Estados Unidos, países a los que viajaba por cuestiones laborales, sobre todo al segundo, el primero, Londres, la visitaba más bien por placer, aunque fuese por un solo día. Si que viajaba a Irlanda por trabajo, pero para leer en inglés todo tipo de cosas, ahora basta entrar en unas galerías comerciales o visualizar los anuncios tanto callejeros, como en prensa escrita o televisión.
Hoy, un tanto de cachondeo, sin que se diesen cuenta, me he dirigido a tres dependientas de una galería comercial en distintas secciones en inglés, y me han mirado cómo si fuese un perro verde, pero todo lo que vendían se anunciaba en inglés. ¡Qué cosas!
Debo anticipar, que un servidor no es bilingüe, ni en inglés, ni en francés y tampoco en italiano, pero, eso sí, me basta una semana de estancia en cualquiera de los países donde se hablan estas lenguas, para comenzar a hablar y entender, a pesar de haber perdido mucho desde que no salgo al extranjero, aunque soy capaz de leer novelas o libros.
Lo que está ocurriendo en España, es una vergüenza y un deterioro permitido y alentado por malos modismos en contra de una lengua universal. Y voy a contar una anécdota. Cierto día, paseando y vagabundeando por la isla de Manhattan, me sonreí para mis adentros al toparme con un céntrico comercio, en el que había un letrero en el que se leía: "English spoken here".
Pues bien, a no tardar, algún día más menos lejano en España nos pasará igual que en "La Gran Manzana" donde la población de habla hispana es tan grande, que ya entonces se hablaba mucho español, al igual que en Tejas, Las Vegas o sobre todo en Los Ángeles, en cuya gran City y en su enorme metrópoli, se editan periódicos en español, así como existen cadenas de televisión y de radio. Aunque debo significar, que existe una cadena muy temprana en horario, las cinco de la mañana, que ofrecía clases de inglés para los españoles parlantes.
La diferencia abismal, entre mi anécdota y aquí, es que en España el pueblo ni "papa" de inglés.
Pensando en esto, me apesadumbra y entristece mucho más, que se hable cada vez más español por el mundo, y que aquí, que no se habla inglés, se publiciten todas las cosas en ese universal idioma.
A don Vicente Blasco Ibáñez, el escritor más universal que posee España junto a Cervantes, en cierta ocasión le preguntaron que ¿Por qué no escribía alguna novela en valenciano? Y contestó, muy a pesar de dominar nuestra lengua tanto hablada como escrita con auténtico rigor, "que no lo hacía por ser demasiado hermosa y universal la lengua cervantina" (Sic.)
Aquí plasmo mi pensamiento, y a su vez les mando un mensaje al pueblo español y a las autoridades pertinentes. No hay que confundir, que nuestro pueblo sea cómo mínimo trilingüe, con las estupideces.
En los Países Bajos, muy visitados por cuestiones laborales por un servidor, te podías entender en inglés o francés, incluso en Gante. Pero, cierto día, un señor que era diputado laborista en Holanda, me invitó a asistir a una sesión del pleno en Rotterdam, no me enteré de nada por celebrase en holandés, pero el palacio era de una belleza exquisita, y acabado el pleno, me lo enseñó todo por dentro y me invitó a una copa de Jerez.
Como gran curiosidad y anécdota, este amigo, me enseñó el libro de honor en el que firman todos los ilustres visitantes, y donde aparecían en una página las palabras escritas por nuestro Monarca Juan Carlos I, en las que juraba jamás volver a conquistar por parte de España los Países Bajos. Me hizo mucha gracia por aquel entonces, rondaríamos por el 1981 más o menos.
Bien, este es el claro ejemplo de un pueblo instruido, son trilingües desde la infancia; hablan inglés, francés y holandés, pero los letreros más populares están escritos en inglés, sobre todo por el Barrio Rojo, y todo aquello que es sexo o drogas blandas. El resto en holandés.
¡Pero, qué fácil resulta moverte por estos países! Ya nada parecido en el resto de Europa incluyendo a Alemania hace treinta años. La gente de la calle, ni una palabra de inglés, ¡ni qué hablar del Lejano Oriente! Salvo por parte de los ejecutivos en sus despachos.
En España, nos gusta comenzar por untar en el aceite con pan, antes de plantar el olivo y sin tan siquiera poseer pan, y así caminamos en torno a las leyes educativas en general, y desde la era más temprana de Franco, siempre dando bandazos y con cambios de planes. Ya no recuerdo cuántos viví yo.
Defendamos nuestras amadas lenguas, el valenciano y el español, y que a los niños les hagan trilingües desde la cuna añadiendo el inglés. Amén.
José Pardo Ferrer. 

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