Estimado Presidente de todos los valencianos, y demás foráneos que viven con nosotros en paz y armonía, en el seno de nuestro arco Mediterráneo y tierras del interior:
No poseía el gusto, de conocer su existencia a nivel político –salvo, saber que era alcalde de Castellón– y mucho menos estar al tanto de su persona. De momento, me está sorprendiendo muy gratamente. Le intuyo algo, que siempre he esgrimido como bandera personal ante mi familia, la capacidad de trabajo.
En plena canícula, y mientras algunos de sus poderosos amigos caminan de fiesta en fiesta pulpera, usted ha cogido a "ratón" por los cuernos y se ha dado cuenta de que los problemas que hereda de su antecesor son muchos, variados y algunos de dificultosa solución, y todos poseen en común lo mismo: la maltrecha economía de nuestra amada tierra valenciana.
Si tomamos como referencia el paro, observará que sin rebajar esa estratosférica cifra de parados, mejorar la economía es una mera fantasía infantil un 5 de enero por la noche. Y, estoy seguro que a su edad, y con lo caminado, hace ya muchos años que dejó de creer en los reyes magos. Nuestra Comunidad Valenciana, ésta que usted abandera, camina fuera de concurso en un desfile de todo lo malo. En endeudamiento y en paro.
En el primero de los casos, en cuánto al endeudamiento, realmente poseemos cuatro a diferentes niveles. El primero, es el que ostenta La Generalitat Valenciana. El segundo y más áspero, proviene del enorme gasto funcionarial que se ha creado alrededor de la administración pública. Todo, auténticos monstruos de oficinas con idéntico cometido al del edificio de al lado. Un servidor suyo, camina por Valencia y observa a dos por tres "casi" más magnos edificios oficiales que oficinas bancarias y cajas de ahorros, lo que es decir muchísimo. Y, cada día menos comercios y PYMES.
Hablando de las PYMES:
Le invito, mi Molt Honorable Señor President de la nostra Comunitat, a que revise cuánto tiempo y papeleo necesita un pequeño y futuro empresario para ponerse en marcha. La verdad puede sorprenderle. Y, a su vez, averigüe la cantidad de impedimentos que sus inspectores de todo tipo, subinspectores, oficiales de los inspectores, así como los ayudantes de los oficiales de los subinspectores les van colocando, cual Vía Crucis, por el camino a aquel que tan solo desea montar un pequeño negocio y dar trabajo a dos personas que están en el paro al igual que él. ¡De pena, y de mucha desvergüenza!
El tercer y magnánimo endeudamiento, proviene de los ayuntamientos o "Casas de la Vila". Como sabrá, al igual que la Generalitat, están llevando a la quiebra a numerosos empresarios. Como siempre a los más necesitados. Hoy caen unos cuantos con siete u ocho trabajadores, mañana otros tantos, y así, hasta sumar las 3.500 empresas que cerraron el año pasado durante el mes de agosto, solamente en nuestra Comunidad Valenciana y que es de la que hablamos y nos interesa. A un servidor suyo, no le sirve que llegue el listo de turno y me diga:
Pues, en Andalucía más. Pongo por caso.
Y, el cuarto endeudamiento, es el del pueblo, a éste al que pertenece un servidor. El pueblo, ya no resistimos más. Pensiones congeladas, barbaridades de subidas de impuestos como el último sobre las basuras del 250 % y lo que anuncian. Usted estimado President, supongo que entiende que no se puede generar dinero sin trabajo, y ahí radica el quid de la cuestión.
Menos trabajo igual a menos dinero. Incremento del Gasto Público, menos consumo igual a recesión. Analice, que la situación no está en incrementar el Gasto Público, sino en facilitar la creación de empleo sin inútiles trámites exasperantes. Trabajo es dinero. Sin trabajo no hay dinero.
Atentamente le saluda, un ciudadano valenciano desde todas sus raíces, éste que ama y sufre con la situación por la que atraviesa nuestra tierra valenciana, y que a su vez le desea lo mejor para usted tanto en lo personal como en lo profesional.
José Pardo Ferrer.
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