Publicado en ABC ayer 17 de agosto del 2011
Estimado señor Suárez González:
He leído su contradictorio escrito sobre Francisco Franco, así como sobre nuestra deteriorada democracia. Como dijo Aristóteles, "La República declina y la Democracia degenera", con lo cual queda todo explicado por el gran filósofo. Pero, un servidor suyo, desde la máxima tolerancia, respeto y educación debo manifestarle no estar de acuerdo con su escrito en muchos conceptos, lo cual no afirma que su verdad no sea más veraz que la mía.
Si que estoy de acuerdo con usted, en que, durante la Segunda República Española, no existió una libertad digna, al igual que a través de toda la Historia de España desde los malamente denominados Reyes Católicos. Pero, que el pueblo solicitase a Franco y lo necesitase, más que Franco a España al rebelarse o levantarse en contra de un Gobierno legalmente constituido existe un abismo.
El Código Militar define al traidor, como a aquel que se subleva contra un Gobierno legalmente constituido...y, pierde. Pero, Franco ganó. Y de villano pasó a héroe. Sobre que las hemerotecas no mienten posee usted razón, pero depende de en cual saciemos nuestra sed de erudición.
Estimado señor Suárez, cada uno cuenta la historia según le fue durante todo el franquismo, he conocido a mucha gente en Madrid que se movían por los Ministerios disímiles, en busca de licencias para importar barcos de carne, vestidos de falangistas, y a cambio conseguían pingües beneficios millonarios en pesetas de las de los años setenta.
Por otra parte, he vivido la máxima pobreza o la pobreza extrema desde el bando perdedor en mis propias carnes, con un padre mutilado y yo realizando jornales en la tierra ajena desde los seis años. Mi padre, al igual que todos mis tíos, menos el pequeño Vicente que murió en la Batalla del Ebro, volvieron a casa y nadie se metió con ellos. En 1.947 mi pobre padre ya poseía permiso de armas. Imagine, que clase de rojo había sido y, cuál fue su conducta durante toda la República incluida La Guerra Civil. Simplemente habían ido obligados a una guerra que dejó a más de un millón de muertos, y los 200.000 asesinatos posteriores a manos del Dictador su amado Franco dirigido por la hábil y vengativa mano de la Iglesia.
Más tarde, y tras su muerte plácida en una cama, nos dejó a España como un solar. Sin carreteras ni infraestructuras de ninguna clase, salvo la mejor Seguridad Social y otras cosas que no se pueden negar por su evidencia. Sin embargo, nos dejó una mala herencia impositiva una vez más, la Monarquía de los Borbones.
Un servidor, que en vida de Franco ya viajaba por el extranjero, me coloreaba la cara por toda Europa e incluso en Corea del Sur y otros lugares. Tras una transición bastante menos limpia de lo dicho y escrito, por culpa de ETA y a la cual la van a convertir en mártir al paso que vamos, durante los primeros ocho años del Gobierno de Felipe González, yo fui feliz viajando por todo el mundo y presumiendo de español de España.
Más tarde, y tras aceptar los españoles de bien, la Constitución, y hacernos el olvidadizo ante los hechos de uno y otro bando, como debía de haber seguido siendo, nos alcanzó por sorpresa este descerebrado de presidente y de nombre Zapatero. Ha puesto el ventilador en marcha y nos está queriendo contar lo que él no ha vivido y llenando de mierda. Sin embargo esta nefasta conducta de este enfermizo e inútil Presidente, no sirve para olvidar la verdad, o al menos una verdad intermedia.
En cuanto a los jóvenes, hay que dejarlos tranquilos, educarlos en el seno de una Democracia digna y con libertad absoluta, y dejarnos de juventudes socialistas, ni frente de juventudes o falange española y de las JONS. Trabajo, y educar desde la ética o moral es lo que necesita nuestra juventud y una sociedad más tolerante. Más tarde, dentro de cuarenta o cincuenta años, mi distinguido señor Suárez, la historia ya lejana y libre escribirá La Verdad.
El final de su escrito, según mi pobre versión desde mi verdad, ni Largo Caballero fue un demócrata, ni Franco se merece esa tumba tan cara que se construyó para sí, con el coste de muchas vidas. Un cementerio demasiado caro para la España de entonces, para un hombre que paseaba Bajo Palio. Analice y diseccione, que clase de hombre se puede prestar a semejante vanidad.
Disculpe mi falta de cultura a la hora de escribir comparada con la suya, sin embargo, alejado de influencias le he escrito esta carta, que como le he anunciado al principio está plena de respeto, tolerancia y de la máxima educación. Ninguna controversia coloquial, puede empañar los buenos modos. Atentamente le saluda:
José Pardo Ferrer.
Muy bueno este escrito
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