Así ocurre cuándo se produce un naufragio con cierto orden y caballerosidad. La Comunidad Valenciana, ha sido rescatada dos veces en pocos días, y nada de "los niños y las mujeres delante". Los primeros han sido la clase política entre codazos y malos modos. Los últimos, los pobladores en esta tierra de diferentes razas y orígenes.
Se han perdido las maneras, nadie obedece al capitán. Son tantas las vías de aguas y de tanto calado, que se me antoja imposible taparlas con tablas de madera y clavos.
El agua, supera el cuello de los valencianos, entre salina e insalubre. Los que saben nadar lo realizan entre dos aguas, y los que no, realizan sus últimos pinitos entre estertores y solicitud de socorro.
Este próximo fin de semana, los libreros se manifestarán sin más armas que la razón absoluta que les otorga todas las razones ante la Justicia, y lo harán en contra de una ristra de chorizos manirrotos y habituados en el arte de no pagar y bien vivir.
¿A dónde nos lleva este manirroto PP? Un partido político en mi CV, responsable único del hundimiento absoluto de la economía. La principal razón, entre muchas otras radica en que, entre la clase política no hay tecnócratas. Y se cambian los cromos de cargos importantes, entre políticos bien entrenados en las quiebras de la administración que dejan para medrar en otra de mayor importancia, para que la hunda más, ¡son cómo niños!
Y, así nos va, se siguen gastando cientos de miles de euros en asesorías económicas. Más o menos, o quizás igual al desastre del PSOE, cuando alcanzaron el cenit al colocar al frente de Sanidad a la señorita Leire Pajin. Pues aquí, más de lo mismo con gran oscurantismo y muchas más sombras que luces.
Ahora con los primeros rescates a una autonomía española, la valenciana, se ha dado el pistoletazo de salida para otras. Pero, estos rescates van a traer tanta miseria y paro, cómo nadie imagina.
Las diferentes administraciones públicas, no poseen intención alguna en pagar a sus deudores milenarios y antiguos, y los políticos, no están por la labor de restringirse sus sueldos dobles o triples, sus dietas con todos los gastos pagados y sin mentar cuándo algunos meten la mano en el tarro de los chorizos.
Un servidor de todos ustedes, se pregunta desde su máxima inocencia: ¿Aún queda dinero para poder robar? Sí así es, no hay de qué preocuparse. Seguiremos en las mismas manos, al menos durante 16 años más, y con doña Rita en sillita de ruedas o con un papamóvil, nunca se sabe. Robar lo realizan hasta los más creyentes en su Dios particular. La conciencia puede alcanzar una laxitud sin límites.
José Pardo Ferrer.
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