El trato que nos otorgan las agencias de calificación de riesgos, entre otras, la estadounidense Moody's, textualmente es de BONO BASURA e igualmente lo realiza la Standard & Poor's.
Cuando se gobierna desde la demagogia totalitaria durante tantos años, equivale a un gobierno ideólogo e igualmente totalitario.
Aquí, durante demasiados años, nadie posee acceso a las cuentas de la Comunidad Valenciana, a sus desaforos ni a sus aforados. El hermetismo impune, es su talante coloquial ante la tímida oposición.
Ayer, estuve por la mañana en Chiva acompañando a mi esposa al médico. Era un día gélido de 3 ºC. Luego almorzamos juntos, y mientras ella realizaba una función, yo me topé con un buen amigo. Charlamos frente a la puerta de una de las farmacias cerradas, cuyo farmacéutico ya jubilado, se cuenta entre los amigos de ambos.
Una anciana aterida por el frío, deambulaba en busca de una farmacia abierta, le preguntó a mi coloquial amigo y éste, 16 años alcalde de Chiva y arruinado a través del cargo, le dijo que debían estar todas cerradas.
Pepe, ahora todo ha cambiado; uno ejerce de alcalde para hacerse rico. Ya viste cómo terminé yo.
Lo sé, amigo Floreal, pero, tú siempre has amado y amas a tu pueblo natalicio y simplemente trabajaste por él.
Los políticos valencianos, todos éstos que llevan años endeudándose sin pagar intereses con las PYMES y con los autónomos, si no recortan el gasto público: "El suyo, y el que ellos generan" y aligeran salarios, dietas, personal colocado a dedo que los hay por todos los rincones de la administración y toman ejemplo de la alcaldía de Alboraya, en dos o tres meses en Valencia no se podrá salir a la calle..., salvo para echarles ladrillos a todos los políticos.
Su falta de respeto con sus acreedores, es deprimente, ellos los tratan como a prestamistas al 0 % de intereses. ¡Ay, doña Rita, qué bajo ha caído! Y de su amigo el tío Enrique Verdeguer prefiere no seguir hablando.
Han perdido toda la credibilidad. Ya ven, tratan a Valencia de basura económica. ¡Hasta dónde nos han llevado! Su morosidad y falta de creencia crediticia ya ha trascendido allende el ultramar.
¡Paguen coño!
José Pardo Ferrer.
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