DE NUEVO A ENRIQUE VERDEGUER

Estimado conseller de economía de esta Comunidad Valenciana:

Su currículo le avala, pero no así sus hechos. Ha salido de nuevo en los papeles en los que se anuncia, que al margen del sueldo y de todos sus parabienes adjuntos conocidos, percibe también más de setecientos euros mensuales por el alquiler de un pisito en Valencia.

Con todos sus galardones que posee en economía, ignora el más sustancial:

En ésta, el fundamento se basa en la familia y en el individuo, bien a través de unos cargos públicos o como parte simple del pueblo. Justo éste que le paga rigurosamente su soldada, y el pisito, lo último me da la risa, y me recuerda a mí admirado y ponderado Enrique Jardiel Poncela.

¿Qué es un pisito y para qué sirve? En realidad no lo sé. Jamás he tenido ninguno. Un piso o apartamento en el que vivía con toda mi familia sí, pero... un pisito NO. Con ello no deseo mancillar su honestidad. ¡Nada más alejada de mí!

Mis viajes continuos por varios continentes de largo laborar durante extensas jornadas, me han otorgado el olfato de cuándo algo huele a podrido. Y, en mi amada tierra valenciana, al margen de la depuradora, son demasiados los escándalos imposibles de escandallar.

La gente, escucha hablar de millones de fraude político, y no reacciona. Ya hasta dentro de la nobleza, y de nuevo Valencia en dicho caso, sale por a relucir. ¡Cuánto miserable!

En este país, que yo me tragué en su día todo el franquismo, desde la desgracia de pertenecer al bando perdedor, los escándalos políticos financieros no se han dejado de suceder hasta nuestros días.

Y le solicito disculpas por atreverme a darle un consejo económico, basado en la cotidiana realidad a través de los años. De economía sabemos, los trabajadores o pequeños empresarios. "El dinero es el trabajo". "Sin trabajo, mi apreciado don Enrique, no hay dinero".

Y usted, les anuncia a sus deudores, qué no sabe cuándo les va a pagar. En mi tierra, no sé en otras, cientos de miles de autónomos y PYMES se han ido al garete. En el 90 % de los casos debido a ustedes, a la administración política conformada por "vividores" que en sus currículos, jamás aparece que hayan poseído una ferretería, una expendeduría de pan, un tallercito de mecánica, una carpintería, etcétera. Usted, no ha luchado por ingresar en Hacienda antes del treinta de cada mes, durante años, la seguridad social de diez o doce trabajadores.

Pero desde hace ya bastantes años, para apretar más el dogal del PYME, no basta con esto. Hay que pagar un seguro de accidentes laborales, un seguro de riesgos laborales, y otro a un ente denominado Mutua para hacerles una revisión anual de salud. Y, todos estos seguros, por cada trabajador más el sueldo estipulado.

¿Acaso su gran inteligencia no capta estos tres fraudes?

Usted señor Verdeguer, no ha pasado por estas angustias mensuales a través de años, con el único fin de mantener a una familia propia, y a catorce más. Y hace unos días, dice que no sabe cuándo pagará los 2.500 millones que adeudan.

Encima le pagan "Un pisito". Me da la impresión de que a usted le da lo mismo mandar por sí mismo y su conducta delictiva según el Código Mercantil, 25.000 trabajadores al paro cada mes. Y le repito, señor economista de fama mundial:

Sin trabajo no hay dinero. El dinero, se consigue a través del trabajo. Y de momento, solo hay trabajo para políticos que viven como los militares africanos, o posiblemente mejor que aquellos.

Le diré por último, que un servidor comenzó a trabajar la tierra ajena desde los seis añitos. Y se puede demostrar. Jamás he gozado de prebendas, salvo para conseguir trabajo. Y luego ya más tarde, siempre fui empresario hasta mi jubilación.

Y, ahora, le recuerdo de nuevo a usted, si no paga a sus deudores ¡Ya! Será por poseer la cara más pétrea que los "Moais" que durante siglos miran impertérritos al infinito del océano Pacífico.

Atentamente le saluda, su seguro servidor, y que conste que en mis dos escritos, no existe maldad alguna de ofender a su decencia, de momento, ni a su persona jamás. Otra cosa, es cómo lleva lo de pagar sus adeudos. El que no paga, pierde toda la razón.

José Pardo Ferrer.