No me refiero al típico y céntrico barrio sevillano La Campana. No, describo a la campana que salva al púgil cuando está acorralado y contra las cuerdas a merced de su contrincante.
Así, le ha ocurrido a España y a otras economías de la zona euro –y, a ésta misma. Ayer, un Sarkozy cada día más fuerte en Europa y su homóloga Ángela, se dieron el sí quiero, en nombre del resto de los componentes de la UE para salvar a Grecia, por segunda vez, y salvarse al unísono el resto. Entre este resto y lo poco que queda, estaban Portugal, Irlanda, España, Bélgica e Italia. Es decir, la quiebra absoluta de la moneda única y una auténtica catástrofe de magnitud incalculable.
Lo qué no sé, es hasta cuándo se podrá seguir parcheando la actual situación. Lo de Europa, comienza a recordar a la caída histórica de los diferentes imperios habidos. Y esto es muy grave. La estopa, está cada vez más cercana al fuego, y éste, ávido de incrementar su fogata. Primero hubo que salvar a los bancos y a las entidades financieras con nuestro dinero, el del erario público, una inmoralidad ya que son sociedades anónimas, pero, sabido es que, el dinero no entiende de colores ni de inmoralidades.
Un servidor, a pesar de su torpeza, entiende claramente que esto era y sigue siendo prioritario para evitar una bancarrota total. Es lo de Grecia, ¿pero qué ocurrirá si Grecia no se toma en serio su situación y hay que acudir a un nuevo rescate? No lo sabe ni Nicolás Sarkozy.
Pero las deudas, y las emisiones de deudas públicas, tienen cogidos por los testículos, esa parte púdica que es la que más les duele a los hombres, a España, a las diferentes Autonomías –la de la Comunitat Valenciana, alcanza los 17.895 millones de euros–, a los ayuntamientos y a los españoles. ¡Peor imposible!
A su vez, estas deudas referenciadas, están llevando a la quiebra a muchas pequeñas y medianas empresas. En fin, como decía un buen amigo mío alemán: ¡Pepe, el diablo, siempre va a defecar en el montón más grande! En esta ocasión en el montón de las sociedades anónimas más poderosas: Los bancos y Cajas de Ahorro. ¡Así ha sido, y de igual modo lo seguirá siendo!
Ya, ni el Padre Nuestro nos salva. Lo han cambiado. Antes, y hace años obligaba a perdonar nuestras deudas, así como a nuestros deudores. Pero esto se acabó, aquí ya nadie perdona nada. ¡Quizás sea debido a la laicidad de nuestra madre patria!
Capricho.
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