Los políticos de los disímiles partidos, en nuestra Patria, carecen de sentimientos hacia la ciudadanía, y viven muy alejados de poseer una conciencia nítida sobre cuáles son sus deberes y obligaciones que han jurado defender a través de sus cargos, o que en caso de los ateos han empeñado su honor.
Leo en cierta prensa valenciana conservadora de hoy, en las páginas de economía, lo siguiente:
“Cierran 230.000 empresas por los impagos de la administración”
Así a simple vista, parece una nimiedad, ya que han quebrado 500.000, pero la triste realidad es que, todas las primeras corresponden al sector de las PYMES, éstas que no han podido soportar estar 500 días sin cobrar.
La entrada en vigor para 2013, con el fin de que los ayuntamientos, sanidad, enseñanza, etcétera puedan ser embargados, me lo fían demasiado largo. Si en cuatro años han arruinado a 230.000 confiados empresarios, en dos años y medio más, podrían cargarse –caso de que queden tantas– a otras 150.000, y ocurrir que el mayor incremento del paro lo haya ejercido y lo siga realizando la propia Administración. ¡Ay qué joderse!
Un servidor, a esto lo denomino vileza o indecencia, propia de bellacos, rufianes, sinvergüenzas y truhanes. ¡Y qué hayan realizado campaña electoral solicitando votos! ¿Cómo pueden dormir los miserables ediles de ayuntamientos? Todos en quiebra técnica hasta 2013. ¿Esperemos a ver qué medidas de austeridad en cada corporación toman? Al margen de airear los trapos sucios de los que los ocupaban anteriormente.
Esto último, al pueblo no le interesa, y no nos importa ya que el suceso será de ida y vuelta, y quizás los nuevos inquilinos hagan mejores a los anteriores y viceversa. El próximo sábado, si no ando desencaminado se cerrará la veda para el cambio. Los juramentos y la vergüenza entrarán en vigor. Más tarde, será cuestión de esperar, pero los cinco millones de parados y las empresas que caminan igual de jodidas que Lázaro en su primer día de resucitado, no poseen margen de espera.
Las administraciones públicas, deben pagar y realizarlo ya sin dilaciones. Lo contrario, sería para pegarle fuego a cada sector de administración morosa. En una palabra, quemarlas a todas como monigotes de fallas, pero con sus inquilinos dentro, con los nuevos o antiguos.
¡Qué el dios de cada uno reparta suerte, y sobre todo, que imparta lo que hay decorosamente! ¡Qué así sea!
José Pardo Ferrer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario