¿Y, quién no? La corrupción asentada en el seno de la clase política, ha ido in crescendo al unísono que pasan los años en una España democrática. Tal como augura Aristóteles en la frase enunciada en el primer escrito sobre los 15M.
Lo que sí que he observado en los últimos días, tras buscar en la prensa noticias sobre este movimiento, ha sido las pocas líneas que le dedican a este colectivo. Alguna, ha sido positiva y espera su columnista que sigan adelante. Pero, hoy repasando y rebuscando, en un XL Semanal, he leído a un escritor cobarde, que bajo el título de “El tiempo de la limosna”, habla y nombra continuamente a ese gran “Leviatán” en el que se ha convertido la democracia española, él, lo considera un monstruo irreductible, y dentro de éste, dice que el pueblo lo acepta todo incluyendo la corrupción. Lo siento, pero no es así.
Habla del movimiento del 15M en pasado, como algo inservible y cómo si España no tuviese remedio. Da por finiquitado al 15M, y a través de un pueblo engullido por los diferentes gobiernos y políticos, lo anula sin posibilidad de salvación. Yo no creo en estos escritos tan intelectuales, en los que se incluyen palabrejas que ni él mismo entiende. Pero, le comprendo y le disculpo su cobardía. Él, escribe por un plato de lentejas –una limosna– al servicio de un determinado poder periodístico.
La prensa desea sangre. Pero sangre ajena, a ese quinto poder y a sus asalariados con escritos al dictado.
Entre los que escriben en este diario semanal, están un par de éstos a favor del 15M, así como de que se movilice España, el pueblo. Ya no son tiempos de revoluciones, al menos en España, pero sí de revueltas que les demuestren a los partidos políticos que la abstención en estas últimas elecciones del 22M, no es algo casual, y que el pueblo está harto de tanto latrocinio, ante la mirada bobalicona del mismo y de la miseria que lo envuelve.
Volveré a la Plaza del Ayuntamiento, para hablar con mi amigo, uno de los representantes de prensa del 15M, para escuchar y atender, por si me dice algo más con lo que difundir los pensamientos de todos sus correligionarios y del movimiento.
El 15M, realmente aún no se ha definido públicamente, pero si van en aumento y levantan sus voces, su voz se convertirá en la “voz del pueblo” y sabido es que, “La Voz del pueblo es la voz de Dios” incluso para los ateos.
José Pardo Ferrer.
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