martes, 14 de junio de 2011

BILDU Y RUBALCABA

Hace días, recién publicado, leí el magnífico artículo de Sara Martínez titulado “Vuelco democrático”– lo leí al igual que realizo con los de los otros compañeros en el Mislata News– ella me cautiva con su prosa fácil y cultivada muy alejada de la mía más burda y plena de errores.
En el artículo referenciado, comienza diciendo que las buenas digestiones son las que se realizan con calma, y un servidor suyo, quizás por poder ser su padre por mucha largueza, aún la estoy realizando en la espera de nuevos y nada halagüeños acontecimientos políticos y socio económicos. Éstos últimos, me interesan y afectan mucho más que los resultados habidos en las urnas por ser los más perentorios para más de un veinte por ciento de la población en edad de laborar.
Sin embargo, no podemos separar lo político de lo económico y viceversa. Hace dos días, me sorprendía el siempre cabizbajo Rubalcaba, diciendo que “Quizás se habían equivocado al dejar que BILDU hubiese sido legalizada”. La frase, debidamente diseccionada, posee una gravedad extrema que ataca a todo el sistema judicial y alcanza hasta el Supremo. En realidad, admite intrínsecamente que hasta el Supremo está a las órdenes del Gobierno.
Desgraciadamente para él, y para su Presidente “fantasma” que impunemente más le ha mentido a un pueblo democrático, las hemerotecas están ahí, y todos somos esclavos de nuestras palabras.
Sin embargo, ayer alcanzó mucho más lejos en su desfachatez, y “criticó al PNV por haber permitido con su estrategia que BILDU mejorase sus buenos resultados y aumentase su poder institucional en el País Vasco”. ¿Le ha sorprendido, a estas alturas y tras largos años metido en política, el absoluto apoyo del PNV y del pueblo vasco a Bildu en detrimento de alianzas con el PP y el PSE?
Me ha demostrado, que al igual que un servidor, él también sigue creyendo que los pájaros maman, aunque yo, en realidad lo digo pero no lo creo.
Ayer, y al unísono, en Bilbao y por la Ría de Nervión y sus dos veredas hubo una manifestación multitudinaria, encabezada por Bildu. Al frente de la misma, se encontraba Pello Urizar y varios representantes de la ilegalizada Batasuna como Tasio Erkizia o Jone Goirizelaia, reclamando el acercamiento de los presos de ETA a cárceles del País Vasco. E iniciando un proceso de amnistía para los reclusos terroristas. Igualmente, Urizar ya reclamó a través de su “democrático” mandato en más de un centenar de ayuntamientos vascos, la inmediata legalización de Sortu, baluarte de Batasuna y de ETA.
Cito todo esto, al margen de los disturbios e insultos hacia el PP en Elorrio y Lizartza por votar con el PNV y quitarle las dos alcaldías. Una demostración del muy buen ganar y del mal perder. Aunque esto, sea común a todos los políticos y a sus respectivos partidos. Pero, no sólo quedaron ahí los incidentes provocados por el pueblo vasco, hubo más y de resonancia, marcando el paso como auténticos legionarios, y anunciando a España lo que va a ser Bildu por la gracia de un Ministro del Interior –con la anuencia de Zapatero– el cual desea que el pueblo español le llame Alfredito o Alfredín en plan íntimo.
Entretanto, España se desangra económicamente sin que ningún político, sea del signo que sea, se bajen un solo peldaño de su altísimo poder económico del que gozan unido a todas las prebendas que les rodean. Todas la Comunidades, sus ayuntamientos, España y una gran mayoría del pueblo español están en quiebra. Pintan bastos.
Nos encontramos ante una democracia decadente y prostituida, y con un país cercano a la más inmisericorde de las quiebras. ¿Cómo salir adelante? No lo sé. Lo veo muy difícil y a largo plazo ante la falta de auténticos políticos de “calado”.
Al no creer en duendes, no creo en el azul que ahora tiñe a España, ni en el rojo que la iluminaba hace pocas datas. En realidad, y mucho más ahora con la entrada en el poder de BILDU, España está en las puertas de revueltas continuadas, unidas al 15M, que aun habiendo abandonado o desalojado la Puerta del Sol esto no ha hecho más que comenzar.
José Pardo Ferrer.

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