Así reza un refrán en valenciano: “La polvareda será si la cuerda se rompe”, y en España, nos encontramos cada día más cercanos a ser intervenidos. Y lo digo así, de un modo taxativo, por no bajarse del burro del gran bienestar social sobre el que viven aposentados los políticos.
Los recortes, que se están realizando y los que nos vienen, se deben a una cabezonería empedernida de los políticos. España, repetiré hasta la saciedad, no puede mantener el gasto público que suponen 17 autonomías, un gobierno central y una monarquía.
Al menos, hay que depurar muchos lugares que son auténticos cementerios de elefantes. Entiéndanse entre ellos, las Cortes y las Diputaciones, así como aunar ayuntamientos contiguos. El gasto público, no se ha tocado. Todo son excusas. No les interesa a ningún partido político que posea un sólo escaño, ni a los dos grandes y mucho menos a los nacionalistas.
Están llevando al pueblo a una ruina absoluta, y siguen destruyéndose miles de puestos de trabajo cotidianamente.
Para mayor escarnio, la desconfianza para con España por parte del capital extranjero es absoluta. Como dato, basta decir que han salido de España en los últimos nueve o diez meses, la nada pírrica cantidad de más de 100.000 millones de euros.
El capital extranjero, huye de España como de un país de leprosos, y desean los muy ladinos que nos gobiernan atraerlo, y crear puestos de trabajo a través de esta reforma laboral infame. Y a su vez, creen los muy “gilipollas” que con la mini amnistía fiscal, el dinero de los españoles que lo poseen fuera volverá.
¿A ver, si llega el de tantos políticos o el de la Casa Real?
Están consiguiendo, que los empresarios sin escrúpulos, estén aplicando los ajustes del 20 % de rebaja en los salarios, y mucho más.
Pero, desde los altos cargos no aligeran el peso de todos sus enchufados familiares y allegados, igualmente, tampoco prescinden del boato y el número de asesores ni de escoltas. Y, no dan ejemplo, ellos no se rebajan sus salarios salvo alguno y con menudencia. Todo muy impresentable. Muy desagradable, hasta que el pueblo estalle. ¡Y estallará!
No se puede vivir, con los precios de los carburantes. Ni de los transportes públicos. Ni con la cantidad de recortes sociales que cada día nos sorprende con algún nuevo, así como con impuestos imposibles de soportar. El gas natural, la electricidad, la botella de butano, las tasas de basuras, las contribuciones y un larguísimo etcétera.
Mejor largarse al Congo o lugares similares. A España en pocos meses la han convertido en un lugar donde no se puede vivir, salvo los muy ricos.
Y, por último, asevero que lo peor está por llegar, pero, que no olviden todos los políticos, que “la pols serà si la corda es trenca”.
José Pardo Ferrer.
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