COSAS QUE DEBEMOS SABER.
Una cosa es que la Comunidad Valenciana sea intervenida y
otra muy distinta que sea rescatada. Que su dios a cada uno, le libre de que se
nos intervenga.
El Gobierno, ya ha dejado claro que no rescatará a ninguna
autonomía. Las ha demonizado, y piensa que todos los males de España –salvo los
que ellos provocan– provienen de ellas. En parte les doy la razón, y aquellas
que no se sepan administrar que desaparezcan.
Digo esto, a cuento de la malísima situación en la que,
nuestra tierra valenciana, se encuentra sumida. Ahora, y a "buenas horas
mangas verdes" se enteran de que deben ejercitar un ERE en las difusas e
intrincadas entrañas del sector público.
¡Ay, pobres de nosotros si nos interviniesen! Volverían las
colas con las cartillas del racionamiento. Y hoy día, con lo informatizado que
está todo, no podríamos estar empadronados en dos municipios cercanos y al
unísono, con la noble finalidad de conseguir dos mendrugos más de pan con
trozos y tiras de sacos de arpillera.
Andan, los buenos de Fabra y Císcar, ocupados en averiguar,
cómo y de dónde sacar el dinero que se ha dilapidado en tiempos no tan lejanos,
y no miran hacia sus bolchacas ni a sus cuentas bancarias. El vicepresidente,
estudia el modo y manera de ciscar un poco más al pueblo. Pero, ¡ay con el
pueblo... con lo jodido que camina!
Entretanto, nuestra entrañable e inseparable amiga Hacienda,
de ella de la que todos los españoles formamos parte, mira hacia otro lugar con
el fútbol. Quinientos millones de euros les deben entre los clubes de primera y
segunda. Una canallada y un agravio comparativo para las PYMES y autónomos.
Tan solo, el Atlético de Madrid les debe 135 millones, y
consiente nuestra entrañable e inseparable Hacienda que, este pasado verano, se
gaste con el fichaje de un solo jugador, la friolera de 40 millones.
Debo decir, que me gusta el fútbol y soy socio, abonado y
accionista del Valencia, pero me importa un bledo si tiene que bajar a tercera
o desaparecer. Me sabe peor, cuando por seis millones embargan y desahucian a
una familia.
O, que nos apliquen el copago a los jubilados, que nos
rebajen la calidad en la atención médica y hospitalaria. Yo, lo tengo muy
claro, dejaré de tomar los medicamentos más necesarios y más caros, y me iré
con la música al crematorio, para qué Santa Lucía se encargue de aliviar mis
males, antes de mi hora.
Cuando, a los millones de trabajadores que hemos ayudado a
estudiar con nuestras largas contribuciones, a tanta gente, privadas y cómo yo
mismo a través de dar trabajo a trabajadores todos siempre al día en sus
contribuciones como empresario, me siento fatal cuando mi pensión es mil
eurista.
Dicen que más vale morir de pie que vivir de rodillas, pero,
hoy y a partir de ahora en esta España fascista, no me dejan vivir de pie ni
morir de rodillas. Tan solo, se me aplica una oportunidad, la de morir cuánto
antes.
¡Pena, de cotizar durante años para trabajadores y lo mínimo
para mí!
Sigamos los mandatos de Alemania, y nos veremos con la
mierda hasta los labios a no tardar. Pobre España, y mucho peor para los
españoles.
José Pardo Ferrer.
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