Sin pertenecer a la UE, Noruega es el segundo país del mundo con mejor estado de bienestar per cápita, y hasta hace unos días el país más seguro. En dos ocasiones se realizaron referéndums, y en ambos imperó el NO para unirse a la UE.
En una capital como Oslo, nadie podía imaginar un genocidio de semejantes características. Igualmente le podemos llamar atentado terrorista, pero, particularmente cuando no existe una cédula de por medio, tan solo, se trata de un asesino de masas, ya que cerca de cien personas, la mayoría apenas adolescentes, perdieron sus vidas y sus esperanzas de futuro ante un simple homicida, que ahora se desea justificar lanzando proclamas.
De ahí, que deseo hacerles llegar a los familiares más cercanos a todos los mártires, mi más sincero pésame al igual que al resto de Noruegos. El golpe en una ciudad de apenas algo más de 400.000 habitantes, será difícil de asimilar y de olvidar. Descansen en paz estos jóvenes.
Hablar ahora, de un loco o de un perturbado resulta fácil. Sin embargo, para un servidor, no se trata de una cosa ni de la otra. Normalmente, el que así actúa termina suicidándose. Éste, no lo ha realizado y va a vivir a costa del Estado o Reino de Noruega de por vida, si antes no se lo cargan al descuido otros presos en la cárcel una vez acabado su período de aislamiento.
Sería lo más justo. No estoy a favor de la pena de muerte, y jamás lo estaré, instalada ésta en un país democrático y civilizado, pero sí creo en el ajuste de cuentas individual, como en el caso de un padre desesperado y dañado individualmente de por vida a nivel familiar.
Lo realizado, ya no posee soluciones en un país donde conviven los noruegos con toda clase de razas y religiones de un modo pacífico. Pero, al resto de países europeos, debe darnos en qué pensar. Y creo, que las autoridades policiales, deberán seguir, a cualquier sospechoso por inverosímil o inofensivo que parezca, con o sin antecedentes penales.
El pueblo, no puede estar en manos de majaras, o fríos asesinos que siempre pulularán a nuestro alrededor sin ser detectados, y la historia de las pequeñas tragedias, está llena de ejemplos cotidianos que nos sorprenden por vecinos intachables.
Por último, ofrecerles mis más sinceros ánimos a todo el pueblo Noruego, para que lo más rápidamente posible olviden lo sucedido. Un abrazo fuerte y sincero, desde España, de un anónimo e insignificante escritor para todo el pueblo noruego.
José Pardo Ferrer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario