Domingo, 10 de Julio de 2011
Rubalcaba, éste al que hoy le agrada que le llamemos Alfredo, ya es candidato oficial para tomar el mando de la “caña” del desarbolado bajel llamado España. Su amigo, y a la vez el todavía actual Presidente de los españoles, ha realizado mutis por el foro y camina no se sabe por dónde pero sin vergüenza ni decoro.
Experiencia y conocimientos no le faltan a Alfredo. Su andadura política y militancia con el PSOE, le alcanza desde muy joven, a su vez, ya pasó, en los mandatos de Felipe González por todos los altos cargos habidos y por haber. Ya solamente le queda alcanzar –en momentos muy delicados– el máximo galardón político: “Presidente de 18 Españas”. Difícil reto acompañado de mucha longanimidad le esperan.
En contra de muchas y extendidas opiniones –algo, que por otra parte siempre han adornado a nuestro pueblo– al bueno de Marianito, le acaba de salir un grano en sálvense las partes. El pueblo español, entre el que está inmerso un servidor, daban por supuesta la victoria del PP en unas generales anticipadas, y cuanto antes mejor.
Desde ayer, ha comenzado a llover una nueva savia dentro del PSOE, y un temblequeo enfermizo en el PP. Todo ha cambiado. De poseer a un muñeco de falla quemado como presidente, pasan a poseer a quién más sabe entre bambalinas de España. Y, según se dice, el conocimiento de “casi” todos los recovecos dentro del mundo político y en el otro, otorgan el poder.
En cualquier caso, hay que valorar a Alfredo en su justa medida, y no olvidar que él, también con su silencio, ha ratificado las mentiras de Zapatero. Ha contribuido a la ruina de España, y se atribuye el haber acabado con ETA –con la ETA que mataba, matiza un servidor– ahora, se ha asentado en lo más alto del poder político para desde éste ejercer su apología sobre sí misma y, alcanzar un máximo de militantes en toda la Vascongadas. Ya no necesita matar o atentar. Posee lo que durante años deseaba: representatividad legal política, ésta que Alfredo le ha otorgado. No la ha derrotado, la ha fortalecido, y si algún gobierno se atreve a invalidar a BILDU, sabrá dónde está ETA, y por descontado que muy lejos de haber desaparecido, es mucho más fuerte, hoy que ayer.
En fin, se abre un nuevo paréntesis de éxtasis electoral, con todo el gasto que este conlleva, y se reabren nuevas argumentaciones para el pueblo español de disputas dialécticas y emocionales. Y, a la vuelta de la esquina, una nueva y adulterada liga española bipartidista.
¿Qué más, puede desear un pueblo indignado?
Capricho.
Experiencia y conocimientos no le faltan a Alfredo. Su andadura política y militancia con el PSOE, le alcanza desde muy joven, a su vez, ya pasó, en los mandatos de Felipe González por todos los altos cargos habidos y por haber. Ya solamente le queda alcanzar –en momentos muy delicados– el máximo galardón político: “Presidente de 18 Españas”. Difícil reto acompañado de mucha longanimidad le esperan.
En contra de muchas y extendidas opiniones –algo, que por otra parte siempre han adornado a nuestro pueblo– al bueno de Marianito, le acaba de salir un grano en sálvense las partes. El pueblo español, entre el que está inmerso un servidor, daban por supuesta la victoria del PP en unas generales anticipadas, y cuanto antes mejor.
Desde ayer, ha comenzado a llover una nueva savia dentro del PSOE, y un temblequeo enfermizo en el PP. Todo ha cambiado. De poseer a un muñeco de falla quemado como presidente, pasan a poseer a quién más sabe entre bambalinas de España. Y, según se dice, el conocimiento de “casi” todos los recovecos dentro del mundo político y en el otro, otorgan el poder.
En cualquier caso, hay que valorar a Alfredo en su justa medida, y no olvidar que él, también con su silencio, ha ratificado las mentiras de Zapatero. Ha contribuido a la ruina de España, y se atribuye el haber acabado con ETA –con la ETA que mataba, matiza un servidor– ahora, se ha asentado en lo más alto del poder político para desde éste ejercer su apología sobre sí misma y, alcanzar un máximo de militantes en toda la Vascongadas. Ya no necesita matar o atentar. Posee lo que durante años deseaba: representatividad legal política, ésta que Alfredo le ha otorgado. No la ha derrotado, la ha fortalecido, y si algún gobierno se atreve a invalidar a BILDU, sabrá dónde está ETA, y por descontado que muy lejos de haber desaparecido, es mucho más fuerte, hoy que ayer.
En fin, se abre un nuevo paréntesis de éxtasis electoral, con todo el gasto que este conlleva, y se reabren nuevas argumentaciones para el pueblo español de disputas dialécticas y emocionales. Y, a la vuelta de la esquina, una nueva y adulterada liga española bipartidista.
¿Qué más, puede desear un pueblo indignado?
Capricho.
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