Los catalanes dan un paso al frente para convertirse en un pueblo de gatos. En realidad, de cuatro gatos callejeros dentro de un pueblo aldeano y aislado del mundo.
A mí, sus políticos separatistas, y que lo son todos, tampoco quiero que pertenezcan a España y, mucho menos, que ensucien nuestro nombre, que se vuelvan de nuevo a su lugar de origen si los admiten –algo que dudo mucho– condados franceses allende los Pirineos.
Hablando de CAT, o de un gato en particular, me llamó la atención ver a Joan Laporta, luciendo una gran tripa a bordo de su yate o del de un amigo, sosteniendo con su mano izquierda una botella de Moët & Chandon mientras con la derecha sostenía una copa que iba llenando. Me recordó esta imagen con la otra suya, antorcha en mano y en primera línea, reclamando un nacionalismo fascista e independentista para Catalonia. Y, a través de dicho nacionalismo, consumir sólo productos catalanes. Mal ejemplo de un posible vividor más de los muchos que tanto abundan en el mundo político de Catalonia.
En cualquier caso, un servidor, hace ya bastantes años que dejó de consumir productos catalanes, y mucho menos cavas malísimos, de esos que la botella y su tapón valen mucho más que todo lo que hay dentro. Agua destilada y carbonizada –H2CO3– con un pelín de alcohol. En Valencia, poseemos grandes cavas, de éstos, que sí vale la pena degustar.
Sin embargo, el inteligente –y ahora más pudiente y vividor desde que entró en política– como Joan Laporta toma champagne, y a los gatos callejeros paisanos suyos les anima a beber al morro cavas catalonios.
Ahora los catalonios, desean sobreponer la palabra gato en inglés, para tapar la letra E de España en las matrículas de sus coches. Para un servidor, volverá a ser más divertido, pues antes, cuando veía pasar un coche con matrícula de cualquier provincia, de Catalonia, pensaba para mis adentros: "Ahí va un catalonio pleno de heces fecales" y me tapaba la nariz. Ahora no puedo realizar esto, debido a no saber los vehículos que circulan por mi tierra de dónde son.
Pero, en lo sucesivo y gracias a la imaginación de los catalonios, cuando divise un CAT, podré decir para mis adentros, ahí va un gato callejero y aldeano. Al fin, todas las iniciativas de ese pueblo pleno de pueblos y aldeas, me sirven para alegrarme el día, en el fondo, sólo son unos "payasos" sin circo y que callejean sueltos.
José Pardo Ferrer.
ho.
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