LA HUELGA DE HOY 29 DE MARZO.
Acabo de leer El País digital, y ya se han producido de madrugada ciertos choques con los piquetes. El derecho a la huelga, es algo que forma parte de la democracia y de la libertad. Esto es incontestable. Pero, dentro de ese marco de la libertad, está el respeto hacia quienes no desean participar en o de ella. Las arengas, acaban sembrando vientos y éstos tempestades. Veo imágenes de los líderes sindicales, inéditos durante muchos años, y con muchos más motivos para haber lanzado proclamas inflamables, los motivos, por todos es sabido menos por aquellos que hoy, perderán una parte de su escaso sueldo por asistir a una huelga salvaje e inoportuna en contra de las arcas de todos los españoles. Una cosa es ser de izquierdas, y otra muy distinta es echar piedras sobre el propio tejado o escupir hacia arriba. Sin embargo, el tema no es ser de derechas o de izquierdas; la persona como ser individual libre, debe magnificar los intereses mayoritarios por encima de unos cuantos vividores y alborotadores bien pagados. Lo peor de esta huelga, es mirar hacia atrás y ver cómo se ha ido fraguando. La bola de la protesta, se ha incrementado por excesos de solicitudes de un bienestar social insostenible para Europa y, en mayor medida para España. Y es malo que las masas se dejen arrastrar sin mirar a su alrededor, llámese por ejemplo Alemania. Un país en el que la precariedad de los salarios supera en mucho a España. Europa, entiéndase la UE, lleva demasiadas décadas viviendo muy por encima de sus posibilidades y donando a los diferentes ciudadanos más de lo que debía y puede. Pero, no será un servidor, quien critique con acritud y sin ella alguna, a todos los ciudadanos que asistan a esta huelga, siempre que las normas, los pactos y la conducta se cumplan de un modo ejemplarizante, y respetando mi amada y siempre poco ponderada Libertad. Yo, a pesar de haber estado siempre alineado en la izquierda, jamás he asistido a una manifestación o huelga, y ahora a mis años y con mis achaques mucho menos. He sido y soy más solidario que muchísimos, pero, no me dejo arrastrar por las algaradas, ni me ha gustado nunca hacerle el caldo gordo a cuatro sinvergüenzas. Mi jornal siempre ha sido sagrado. Lo mío, ha sido el trabajo y más trabajo, para a través de una lucha titánica y aceptar desde los seis años todo tipo de labor, y con ello, primero subsistir y con el tiempo labrarme un mínimo y modesto estatus social enriquecido a través de la cultura e ir alejándome del embrutecimiento vulgar. Pero, las huelgas son otra cosa, sirven para mantener la levadura de todos aquellos que viven de ellas, y que casualmente son más de los que nos imaginamos. De momento los augurios les son favorables, y los primeros conatos de violencia ya asoman a nuestras pantallas de internet. La manipulación está en su auge. ¡Al menos, qué haya cordura, respeto, educación, libertad, tolerancia y paz! ¡Ahí es nada! Como decía Rafael Gómez "el gallo", cuando no puede ser, no puede ser. José Pardo Ferrer.
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