viernes, 9 de septiembre de 2011

El PRIMERO DE SEPTIEMBRE


Las persianas de las empresas privadas, se han quedado agarrotadas –ni siquiera esas empresas de aperturas urgentes durante las veinticuatro horas y que cobran mucho– las han podido levantar. Sólo en la Comunidad Valenciana 2.983 empresas les han dado con la persiana en las narices a sus infelices trabajadores, y los autónomos les han dado permiso indefinido a 2.754 trabajadores sin mediar palabra.
El nuevo curso escolar ha empezado como cada año, aunque en éste en algunas Comunidades haya cierto revuelo. Los maestros y profesores no están por la labor de hincar la cerviz más de la cuenta. No miran alrededor de ellos, y no ven la cantidad de gente dispuesta a aceptar cualquier trabajo de diez horas diarias y a cualquier precio. Aunque esto no sea justo. Es la falta de solidaridad que necesita España, de solidaridad social.
Para ello, basta ver a la gente guardando colas en los contenedores cercanos a súper mercados de alimentación. Ellos son solidarios con sus compañeros necesitados y esperan su turno pacientemente.
El español que posee trabajo, y mucho más si es funcionario, no mira hacia atrás, más o menos, como los políticos, muchos recortes, menos en sus salarios y prebendas. El próximo 20 de noviembre, los españoles no debemos votar, salvo en blanco, y solo de este modo les haremos comprender que estamos hartos de todos éstos, de sus demagogias y farsas electoralistas.
Europa está mal, y toda la zona euro, y los sueños de una UE multitudinaria, puede quedar en un castillo de naipes. Pobre España y pobre Unión Europea. El euro se diluye cual azucarillo en un vaso de agua, y con él la vieja Europa. Tampoco existe solidaridad a la hora de cumplir cada uno con sus deberes, y comenzar la clase política por dar ejemplo.
Los niños, mientras son chicos, les ocurre como a las golondrinas, siempre son puntuales a su cita con la inmigración y la migración. Más tarde con el paso de unos años, ésta ya se convierte en migración de las aulas sin retorno a ellas.
Ahora, se nos anuncia un final de año peor que lo vivido hasta estos momentos. Incremento en el paro, cierre de más empresas, pocas iniciativas para emprender nuevos negocios, y por lo tanto, nada de crear puestos de trabajo, y cómo ya he explicado más de una vez, sin trabajo no hay dinero, pero el Gobierno, nos pide que ahorremos y lo que un servidor no sabe es de dónde.
Maldito sea por experiencia el fatídico primero de septiembre, hasta que deje de sembrar tantas zozobras en el mundo obrero. Y, entretanto, se habla de la depresión Post vacacional. Yo nunca tuve ese problema, las primeras mías me alcanzaron a los 34 años, y luego más tarde volví a no poseerlas, aunque debo confesar que no por falta de medios económicos. No conocí ese síntoma ni lo padecí. ¡Cosas que hoy no se entienden! José Pardo Ferrer.

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