lunes, 5 de septiembre de 2011

CATALUÑA AL MARGEN DE LA LEY


Cataluña se ríe de la justicia. A los catalanes les resulta igual de cómodo vulnerar las leyes como solicitar dinero a Caritas. Han perdido el Norte del respeto, la educación y el sentido de la ética. Hoy, se ha convertido en un pueblo que vive en una nube de ensueños independentistas, y éstos, no le dejan visionar la triste realidad económica en la que están sumidos, así como tampoco, cuáles son sus obligaciones de respeto hacia España.
No respetan ni a su propio TS, que le ha otorgado dos meses para convertir en vehicular la lengua castellana como enseñanza. Pero, desoyen la orden suprema, y desean apelar a no se sabe dónde, salvo que lo realizasen al seny de sus mayores.
Ya son tantos los desdenes que realizan sobre España, que sería llegada la hora de someterlos por las bravas ilegalizando todos sus partidos políticos nacionalistas y echándolos del hemiciclo, dejándolos sin escaños, sin voz ni voto.
Son una región de sinvergüenzas y pedigüeños, acostumbrada y alentada por Zapatero a vivir sin trabajar a costa de España, a ésta que rehúsan y a los que yo particularmente desprecio por igual como valenciano y español.
Oír hablar a Durán i Lleida, es escuchar a Hitler en las grabaciones históricas de las hemerotecas. Nacionalismo puro, símbolo inequívoco de nazismo ultraderechista, racistas como vienen consintiendo en disímiles lugares de su geografía. ¿Y qué, creen que les ocurre a estos alcaldes que ponen en práctica sus sentimientos xenófobos? Sencillamente nada. Es la más pura demostración del nazismo catalán.
La lengua castellana vinculada al catalán, "O a un francés malamente hablado" tan solo es otra demostración de su falta de libertad y democracia para el pueblo, así como de su notoria intolerancia al más puro estilo nazi.
Pero, las más altas esferas de la Justicia en España, les dejan campar a su aire sin ponerlos en vereda, y esto, posee nombres y apellidos: INJUSTICIA, lo que equivale a decir falta de justicia recíproca para con el resto de España.
Decirlo, con palabras adornadas y de tapadillo, para mí al menos, resultaría vergonzoso. ¡Ojalá le ocurra lo mismo a la Justicia española!
José Pardo Ferrer.  

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