Lo conforman un grupo heterogéneo de gente de todo el mundo, en defensa de todo lo que ellos consideran que es maltrato para cualquier animal. Supongo, que excluidas las ratas que anidan en sus casas y a las que cazan con cebos, cepos o a tiros ¿vaya uno a saber?
Un servidor se ha criado en el campo, y en éste se aprende a cuidar a los animales útiles para el trabajo y la subsistencia. Entre éstos, están incluidos los perros guardianes o de caza. El perro ratonero, el asno, la mula o el percherón.
No sabíamos, ni en 1940 ni en 1960 en España de animales de compañía. Los cepos diminutos, hábilmente utilizados por los niños –con el ingenio agudizado por el hambre– para cazar pájaros, eran una cultura y un arte en lucha por la subsistencia.
Si yo les preguntase a mis primos hermanos coincidentes generacionalmente en el mismo pueblo por los animalistas, seguro que me contestarían: <<pues no sé, igual es gente que se dedica a realizar animaladas>>. De entrada y de momento, en el DRAE, no existe definición para ellos. ¡Qué cosas!
Pero, es un grupo internacional, supongo que menos en Corea o en toda la África hambruna. El hombre, desde sus primeros inicios, como rezan imágenes en muchas cuevas primitivas, basaba su subsistencia en la caza. ¿Y, cómo la realizaban? En grupos y aislando a su presa para matarla lentamente y luego despedazarla en vida. Igual que los animales, en realidad lo que somos con el añadido de racionalidad.
En mi casa, en el corral y en una porqueriza, cada año criábamos un cerdo. Su finalidad, era darle todos los desperdicios de productos comestibles y engordarlo para un día ya frío en el que se celebraba la matanza. Aún recuerdo esos días, al acabar todos los preparativos los hombres, las mujeres y el matarife, cómo cuando mi padre y dos hombres más se metían allí dentro para sacar al animal los chillidos que daba conocedor de su destino. ¿Sapiencia o instinto?
El grupo Animalista, se entromete en el mundo del toro y se trata de una batalla perdida, y mucho más con los quince o veinte años que nos esperan de pasar hambre y necesidades perentorias. El toro conforma parte de un circo para el pueblo que le sustrajeron a los nobles. Y, a éste ya no lo abandonarán.
La semana pasada, pasé por el pueblo valenciano de Cheste, iba en coche y en un paso de peatones había niños pequeños cogidos a la mano de sus madres, y me conminaron con respeto y educación a detenerme.
Una joven madre, con una niña preciosa la acercó hasta mi ventanilla, y la niña me ofreció un calendario taurino infantil para 2012, precioso seleccionado cuidadosamente para iniciar a los niños en la cultura de las fiestas ancestrales con el toro.
Vayan ustedes a este pueblo o al colindante Chiva, a solicitar que retiren los festejos taurinos de toda índole. El continente europeo se les quedaría pequeño para salir corriendo.
Pero ahora, ustedes alcanzan más lejos, se meten como la Iglesia Católica desde su cúpula en Roma, en el sacrificio de animales destinados a la investigación. Y esto, ya les convierte a ustedes en extremistas antitodo.
Los piensos de animales domésticos están en crisis. Primero y para comer, hay que poseer dinero para sustentar a la familia y su o sus vástagos, cada día más en singular. La venta de cachorros, gatos y animales de compañía, al igual que todas las cosas prescindibles van disminuyendo.
Y otra cosa, un servidor de su grupo animalero o animalista, posee, ahora una perra setter irlandés desde hace once años, pero nada de tenerla dentro de casa, afortunadamente poseo un espacio para ambos debidamente delimitado, y la quiero, la cuido y la trato como se merece, pero no la beso ni nada por el estilo, las personas en nuestro sitio y los animales en el de ellos. Esto ha rezado siempre en las leyes no escritas de la huerta valenciana.
Así pues les deseo toda la suerte del mundo en su vida <<animalista>> pero no jodan, o jodan mucho pero dejen joder.
José Pardo Ferrer.
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