domingo, 13 de febrero de 2011

HACIENDA A POR EL PARADO SIN NINGÚN SUBSIDIO

HACIENDA A POR EL PARADO SIN NINGÚN SUBSIDIO
Hacienda somos todos, pero Hacienda no es de nadie. Ayer, hablaba con un matrimonio, ambos en el paro desde hace tiempo y sin ingresar en la casa ni un euro. Él, buen esposo y padre, ha realizado un curso de albañilería, pero que ya acabó, su oficio real es fontanero, siempre a lo largo de su vida laboral, nunca había estado en el paro hasta alcanzarnos esta crisis.
Ésta, que Zapatero, un visionario malvado, negó varias veces, y al igual, engañó al pueblo contándoles milongas sobre su visionarias mentiras, que si brotes verdes, que si la Champions Ligue, que si había visto la luz de la recuperación. Todas mentiras y engaños para un pueblo cada vez más harto de él y de todos los políticos que, no abandonan ninguno su lujoso estatus y gastos sin recato, ante la hambre del pueblo.
Bien, el buen hombre me habló, de que malamente subsistían gracias a algunas chapucillas que él realizaba. De inmediato, le dije y advertí del peligro que corría con Hacienda, ya que iba a la caza y captura de estos menesterosos sin nada que llevarse a la boca.
¡Son unos hijos de la gran puta! Me espetó, sin recato alguno.
Totalmente de acuerdo, es lo que tiene votar a un partido socialista que es de derechas.
Esto que está pasando en España, es propio de una dictadura totalitaria y tercermundista.
Igualmente, estoy contigo.
¿Cómo viniesen a por mí, mataba a alguno, dicho en sentido figurado, de momento…?
Hacienda a través de un Gobierno inútil y manirroto, le demanda a ésta que recaude sin mirar a quién. Vosotros joder a todos, pero recaudar, y quiénes son más, los pobres de solemnidad. A por éstos, y que se jodan pero que nos den hasta su última gota de sangre, que nosotros, el Gobierno, la venderemos a los bancos de sangre, para que a su vez éstos se la vendan a los que necesiten ésta en clínicas privadas.
En España, se han acabado las contemplaciones, Hacienda debe de machacar y machacar, hasta arruinar al menos favorecido, y esto es aplicable a las diecisiete restantes administraciones de Hacienda territoriales.
Lo que no sé y me pregunto, es hasta cuándo aguantará el pueblo español. Esta semana fui a comprar a un supermercado un poco de queso manchego. Lo utilizo en cuentagotas como postre, con el último sorbito de vino de mi media copita de vino del mediodía.
Había delante de mí dos jóvenes sucios de escayolas o de tierra, parecía ser que eran los únicos españoles que poseían trabajo en la albañilería. Me llamó la atención, que solicitaban un poco de fiambre de los más baratos, llevaban un pan para compartir, y cada vez que la dependienta les servía, le preguntaban cómo iba la cuenta, se miraban y miraban el dinero de la palma de sus manos. Un poquito más de mortadela, vuelta a preguntar, un poquito más de chorizo, cuánto es, tres euros y seis céntimos. Se miraron contaron el dinero y ya no les llegaba. Quite el chorizo, por favor.
Son dos euros con 15 céntimos.
Entre ambos, en caja pagaron dos euros con 20 céntimos y se repartieron el cambio.
Y se marcharon para compartir, el pan y su escuálido condimento que poner dentro. Esta es la España cotidiana que no ven ni Zapatero ni el PP, pero Hacienda, que no forma parte de esos dos pobres trabajadores y que seguramente están realizando alguna chapuza, les robará el pan y su macilento contenido, ¡caso de pillarlos! ¿Cuál sería la reacción de un agente de Hacienda o del Gobierno en caso de estos muchachos? ¡Clamarían al cielo! Ése en el que no creen, y no hacen ni bien ni mal al no creer, pero se olvidan de la segunda de las obras de misericordia corporales: “Dar de comer al hambriento”.
Así pues Hacienda, somos todos, menos para políticos y ricachones que aportan una enésima parte de sus sobras, mientras que los pobres no poseen nada y mucho menos que nada, sobras…
Capricho.

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