jueves, 10 de febrero de 2011

EN LA BOTICA

Hace unas semanas, antes de caer enfermo, había quedado con un amigo para vernos a las diez en el centro de Valencia. Caminé hacia el lugar de encuentro y por el camino me tropecé con una farmacia; llevaba en el bolsillo unas recetas con las que debía de sacar unos medicamentos, y aproveché que llevaba un cuarto de hora de adelanto para introducirme en el reciento de ésta y ser amablemente atendido por una joven.
Mientras ésta trasteaba con la recetas, estuve curioseando entre la cantidad de cosas que hoy en día vende una farmacia. ¡Cómo en botica!, pensé para mis adentros, y vi un estante de lo más curioso, por las premura en el tiempo, me prometí pasar otro día, pedir permiso y curiosearlo atentamente tomando notas. Este mañana, ya un tanto mejorado a través de mi obligado reposo, he vuelto a pasar por esta botica y he entrado.
_Buenos días.
_Buen día señor, ¿dígame?
_Deseaba permiso, para ver y tomar notas sobre los productos de este expositor. No se trata de una curiosidad insana, simplemente es para escribir un artículo sobre lo aquí ofertado; por descontado que no citaré el establecimiento.
_No hay ningún problema. Tome cuántas notas desee, y aquí tiene un panfleto publicitario…
_Muy amable.
Dicho y hecho, eché mano de mi inseparable libreta de notas, y comencé por el principio de arriba. En realidad, se trataba de una gran variedad de preservativos y otros sustitutivos o sucedáneos, para encontrar mayores placeres sexuales. Recordé mi juventud, y una farmacia que había en el barrio chino de Valencia, en el que se vendía un preservativo de la marca dólar, y nada más. Los tiempos cambian y la gente necesita mayores aditamentos, añadidos o complementos para buscar placeres a través del sexo, que siempre nos han sido proporcionados de un modo natural ¡Y de qué modo! Joder, he pensado, si fuese joven no creo que necesitaría nada de esto, pero, ya no lo soy y, ni con eso ni con nada no se van a remediar mis males. El toro, ya ha pasado todo él, incluido el rabo.
Haré una somera lista de lo que allí se ofrecía, sin citar marcas:
Preservativo Play: vibraciones sensacionales para ambos. “¿Y si son tres qué pasa? Uno se queda a la luna de Valencia, he pensado”.
Sensitivo: Mayor sensibilidad. “Sin tocar ni un pelo”. No sé, esto lo digo yo…
Sensitivo con contacto total: Natural Plus. Si es lo más natural, no hará falta el preservativo, digo yo, aunque cómo no sé y el que no sabe es como el que no ve, será cuestión de convertirme en un “Experto mirador a hurtadillas”.
Esencial: Leer instrucciones detenidamente, para según qué uso: oral, anal o vaginal. ¡Ay que joderse!
Adaptador XL: éste no me sirve a mí.
Sin Látex: Para personas alérgicas a este producto. Y he rebuscado, para ver si había uno sin gluten, pero nada…
Tuti Fruti: ¡Joder, menudo refinamiento y glotonería!
Performa: Prolonga la relación sexual. Pero, no dice durante cuánto tiempo, no sé si se refiere a segundos, minutos, cuartos, medias u horas.
Fantasy: Para los más jóvenes. Algo extraño, creo que los que más fantasías necesitan son los de avanzada edad, pero…, el marketing sabe más que yo.
La marca y Play: Ahora se trata de ungüentos o pomadas, qué sé yo. Y dice: 2 en 1, ¡excitante! No confundir con el dos por uno.
Lubricante excitante: con calor y sabor a fresa. Esto, ya debe de ser el non plus ultra, pero, para tanto refinamiento, debería llevar un poco de nata.
La marca y Play: Vibradores. Se nota que ahora los tranvías son sin traqueteos. En los de antes, cuando te montabas en ellos comenzaban las vibraciones. ¡Qué cosas hay que ver! Total, para pegar un buen polvo, no se necesitaba tanto; el tronco de un árbol, una pared o un pajar, y por descontado, a la fémina de tus sueños.
José Pardo Ferrer

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