domingo, 23 de enero de 2011

SOBRE LA LEY DEL TABACO

Leo cosas contradictorias a mis propios pensamientos, y no me extraña, puesto que quiénes de ello escriben poseen mayores sapiencias que un servidor. En realidad son seres humanos, unos más jóvenes y otros no tanto. Sus pareceres sientan cátedra, aunque al fin tan sólo se traten de pedradas. Pero, son pareceres respetables aunque pueriles unos y desatinados los otros.
Para mí, entre otros columnistas de periódicos, me rindo de admiración, a la prosa y al contenido en sus artículos de don Manuel Alcántara. Al igual que a los de don José Forés. Son hombres equilibrados y que viven y están de vuelta de muchas cosas. La honestidad a su pluma, está satinada por la virtud cardinal de la templanza. Esta virtud que yo no poseo, ya que me puede la destemplanza iracunda, y que por mucho que lo intento, ya comienzo a desesperar ante la posibilidad de adquirirla. Sin embargo, lo continuaré intentando.
De los columnistas más jóvenes, caso de Teodoro León Gross, desde mi máximo respeto, me confunden al alcanzar la vejez, por la intrepidez con la que disecciona éste, sobre una Ley por decreto, sin tener en cuenta que hubo otra, igualmente por decreto y que, les costó mucho dinero a gentes de diferentes tipos de hosteleros, creando zonas para no fumadores. Un país, que no respeta el dinero ajeno, a la hora de contravenir una Ley, es un país gobernado por casquivanos.
¿Piensa, acaso, devolverles usted el dinero a los perjudicados? Cuando se crean dispares leyes sobre un mismo tema, en un espacio de tiempo reducido, siempre resultan ser precipitadas, inconvenientes y políticas. Un servidor suyo, a diferencia de usted, no hablo de colores políticos, bastante he tenido con soportar toda la era del franquismo, y la nueva dictadura de las democracias disímiles.
Usted habla del fumador pasivo como de un mártir. Y, un servidor que no fuma desde hace muchos años, nunca me he considerado fumador pasivo. Para ello, basta con no entrar en lugares en los que, el humo de los cigarros, pipas y cigarrillos se puede cortar con un cuchillo. A esto, se le denomina libertad, o comer y dejar.
Habla de los españoles, cómo de barbaros ante sus reacciones en contra de la Ley del Tabaco. No sé, si entre ellos se incluye usted como español y bárbaro. Quizás, tan sólo quizá, prefiera ser incluido en el grupo de cordero Pascual, ante todo el cúmulo de prohibiciones y sanciones correspondientes que les siguen a éstas.
Esta Ley del Tabaco, es lo mismo que la aprobación por decreto y con disimulo farisaico, sobre la Ley del Aborto a discreción incluyendo a las menores, y saltándose la barrera legal de La Patria Potestad. Ésta, igualmente, también fue decretada a dedo, para eliminar la virtud natural de la vida misma.
No entro en el sofisma religioso, dado mi ateísmo, solo he hablado de las reglas de la vida en estado natural. Ésas que siempre hay que respetar.
Por último, sobre esta Ley del Tabaco, habla sobre un patán que intenta sobrevivir en una época de CRISIS en mayúsculas, defendiendo su negocio. Recuerde, que a este malagueño le seguirán otros patanes, según usted, pero se olvida de los gañanes que conducen al rebaño español hacia un precipicio. No los olvide, porque están ahí al acecho del más humilde. 
La cortina de humo ante el inmisericorde 2011 que nos espera, está creada. Dentro de dos meses, saldrá otra y al igual que ésta, admitirá también las delaciones al descuido, para crear mayores discordias entre el pueblo.  Para autorizar e incitar a la denuncia por parte de civiles, hay que poseer muy mala leche ¡Con qué facilidad se crea una soflama!

1 comentario:

  1. Un excelente texto, que me ha sido grato disfrutar. ¿Terminaremos todos siendo chivatos? En mis tiempos infantiles y juveniles eran los peor vistos por todos, pero... Lamentable.

    Un abrazo.

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