Ante el envejecimiento de Europa, se habla y escribe mucho, sobre la conveniencia de retrasar la edad de jubilación del mundo laboral. Nuestro Presidente, tan cauto él con los sindicatos, está retrasando su determinación sobre una normativa que resulta ser SÍ, o Sí.
Sin embargo, no deseo meterme en la difícil labor de gobernar a mi país, ya poseo bastante con que mi amada esposa, gobierne nuestro hogar sin vacilaciones. España envejece, y los geriátricos o centros de mayores se incrementan. Cuando se habla del envejecimiento de un país o un Continente, en realidad se alude al envejecimiento de sus pobladores.
Y uno, que ya camina entre ser mayor o viejo, se pregunta: ¿Qué futuro nos espera a los viejos? Mantenernos o aplicarnos la muerte “Digna” o “Eutanasia”. Particularmente, sobre la eutanasia estoy a favor en mí caso. ¡Solamente en mí caso! Ahí, que a cada cual, su libertad de pensamiento le guíe, sin interferencias del Gobierno.
Volviendo al futuro de la España vieja, sórdida y de abandono por parte de los hijos para con los padres, igualmente se han olvidado las obligaciones y deberes de los hijos para con sus padres, sobre los que compendiosamente comento:
AMOR.
REVERENCIA.
OBEDIENCIA.
ASISTENCIA.
Hermosas palabras, lástima que no se cumplan en la mayoría de los casos, las escusas son tan pueriles como innecesarias, y para ello, basta ver la fotografía de Las Provincias en su página principal, de gente ida que alocadamente entraban los primeros agolpándose sobre los dinteles de las puertas para gastar el resto de sus escuálidos fondillos, en el primer día de las rebajas. ¡De vergüenza!
El consumismo, es lo que ha ido matando lentamente a la familia, esto y la pérdida de los valores humanos y familiares. Mi esposa y un servidor, enterramos a nuestros padres asistidos en nuestras casas. Y yo vi, el cuerpo de mis abuelos, en el medio de la entrada de sus casas en sus ataúdes correspondientes. Murieron, rodeados de los suyos y atendidos hasta el último suspiro.
¿Habrá bastantes residencias para alojar a los viejos? Debemos pensar en hipotecarnos, en lugar de con pisos, para poseer una habitación en una: “Residencia para mayores”. Suena igual de bien que el seguro de vida. Para qué quiero un seguro por vivir si ya estoy vivo. ¡No te jode!
Que los mayores piensen en ello: “Una hipoteca, para poseer cobijo en una Residencia para Mayores”. Como aval, se admitirá a cambio el pisito acabado de pagar, tras cuarenta años, la semana anterior.
No envejece España, menguamos las personas, y con la excusa pueril de asegurarnos una pírrica pensión con la que malvivir, ganada con creces a través de los años de pago a la Seguridad Social, se inventan lo del envejecimiento y el traslado en la edad de trabajo hasta los 67 años, sin marcha atrás. Esto y mucho más. De las generaciones venideras, el que cobre 100 euros mensuales de pensión será un caso, raro bis.
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