martes, 18 de enero de 2011

MÁS CORNÁS DA EL HAMBRE

Así se expresaba el torero sevillano, Manuel García Cuesta, El Espartero hijo de un modesto espartero, ubicado en el castizo barrio sevillano colindante con la Plaza de la Alfalfa, y por el que tanto me ha gustado corretear o pasear, hasta alcanzar La Campana. Allí en la plaza de La Alfalfa, hay duende, aún se adivina a la mujer que al amanecer se ponía a vender “alfalfa”. Es la fantasía que se expande por toda Sevilla.
Lo vengo a recordar, debido a que quizás debamos enterrar el hacha de guerra en contra de La Ley Antitabaco, tan poco tolerante con más de un 35% de la población española, y a la que, a un servidor ni le va ni le viene al no ser fumador, pero, siempre suelo meterme en camisas de once varas, ante el menor atisbo de leyes prohibitivas, arrogantes y privativas de pequeños placeres para un pueblo que se desangra de hambre.
El pueblo español, aún no ha asimilado la que se nos viene encima. Las habladurías económicas son casi siempre la antesala de las verdades más inmisericordes, y éstas no nos auguran buen futuro ni a corto ni a medio plazo. Se hablan de seis u ocho años muy difíciles, y por desgracia no lo pronostican los meteorólogos, éstos que no dan una en el clavo. ¡Sí, al menos lo hiciesen ellos!
El Gobierno, ya en ciernes de unas elecciones autonómicas, vuelve a omitir la verdad, como lo realizó en los albores de 2008. Se jugaban unas elecciones generales. No era el momento para asustar al pueblo. Mejor mentir, engañar y conseguir votos. Pero, en estos momentos, los rumores se disparan en contra de Portugal y España, y un servidor que comienza a estar acongojado y es fiel creyente del refranero español, piensa que: “Cuando el río suena, agua lleva”.
Cada día, me invaden más las malas noticias de gente cercana que se queda sin trabajo toda la familia. Jóvenes matrimonios con un bebé a cuestas que se refugian en la casa materna, o paterna y materna, caso de que entre sus progenitores no haya un divorcio de por el medio. Y, de todo esto no se habla. El humo de la campaña sin fumada, no nos deja ver la actualidad cotidiana por la que atravesamos los españoles.
Los gobiernos, y de éstos, sus gobernantes, son únicos para tapar las realidades cuando estas resultan ser agoreras. Sin embargo, se convierten en campaneros de oficio, cuando se trata de dar una posible noticia medio creíble, pero halagüeña.
Por otra parte, y muy a pesar mío, no es hora de ponernos delante de un toro para evitar el hambre como hizo aquel valiente “Espartero” y que acabó su vida en el ruedo de La Monumental de Madrid, a causa de la cornada de un Miura, por estar los toros igualmente prohibidos como el tabaco.
Sinceramente pienso, que el mundo que aglutina a los políticos, se está preocupando en demasía por nuestra salud, y se olvidan de las cornás que da el hambre.

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