jueves, 26 de mayo de 2011

EL CAPITÁN EL ÚLTIMO

EL CAPITÁN EL ÚLTIMO

 
Normalmente, cuando un buque se hunde o empieza por hacer aguas mayores, las primeras en abandonarlo son las ratas que tanto abundan en bodegas y escondrijos tétricos, le siguen los niños y las mujeres y por último el capitán, que como un héroe se mantiene erguido agarrado a donde pueda, hasta desaparecer engullido por las olas oceánicas y los torbellinos que el propio barco produce hasta alcanzar durante mucho tiempo un sacramental digno para él en una sima marina.
El PSOE, en estos tristes momentos –de una dolorosa derrota– ha comenzado a hacer agua el transatlántico que transporta la pesada tripulación por excesiva e inepta. Las ratas –entiéndase a todos los aduladores– y que han realizado los trabajos más duros, de un modo interesado en obtener algo a cambio, han abandonado el barco ante el naufragio que su olfato les hace presagiar.
La tripulación, en lugar de salvarse y en primer lugar las mujeres, pues niños en edad de serlo no los hay, se han amotinado todos y desean que el capitán, entiéndase Zapatero, abandone el primero el barco. Pero, éste, tan terco como torpe dice que él no abandona a su tripulación. Lo dice en voz alta y zarandeado por el oleaje. Para cuando se gira, ve que nadie le escucha y es demasiado tarde. Lo van a pasar por la quilla, y de este ancestral sistema de castigar cruelmente a los marinos rebeldes, no hay nada escrito sobre ninguno que se salvase.
Rubalcaba, ya enseña cada día más, su casposa y premonitoria calva. No sé, pero me recuerda a Solves, Almunia y Jorge Sevilla. Ya no oculta su insatisfacción con su dictadorzuelo, y ha llegado el momento de decir ¡Basta! Pepito “grillo” cada jornada alardea menos y se esconde más. No desea salir en la foto. Y, a aquellos que están quietos ante la cámara, empujan hasta la borda de babor, al capitán empecinado y que ha arruinado a España.
No creo, que le hagan abandonar el barco por las buenas ni por las malas, el muy truhán se conoce todos los asideros y a éstos se sujeta con inusitado valor. Al fin, creo que será un valeroso y descerebrado capitán, pertinaz en sus deseos de ser el último en abandonar el barco. ¡Qué así sea!
Capricho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario