LA CONFESIÓN.
_ ¡Ave María Purísima!
_ Sin pecado concebida.
_ Padre, hace muchos años que no me he confesado, y...
_ No pasa nada hijo mío, confiesa tus pecados.
_ Me acuso de ser viejo, jubilado y de ser un enfermo
crónico.
_ Pero, hijo mío, esos no son pecados. Dios y la naturaleza
te los da y San Pedro te los bendice.
_ Ya, pero como usted sabe, y aunque no se ocupe de las
cosas mundanas, esto de ser un enfermo crónico y encima no cotizar directamente
a la Seguridad Social, ya está muy mal visto.
_ ¡Qué me vas a decir a mí! Tengo 72 años. Más achaques que
las 88 teclas de un piano, y cuando me ven entrar, ya sé lo que piensan y lo
que comentan por lo bajines: "Estáis enterados, nuestros jefes se han
quedado este hospital para ganar dinero, y a los crónicos, mucho bicarbonato y
aspirinas para quitarlos del medio cuanto antes".
_ ¡No me joda padre!
_ Eso, hijo mío, ni aunque te pusieras faldas.
_ ¿Perdone padre, ha sido una vulgaridad, tan mal cree qué
están las cosas para nosotros?
_ ¡Peor hijo, mucho peor! ¿Oh, acaso no entiendes qué de
este modo matan dos pájaros de un tiro?
_ ¿A usted y a mí?
_ ¡Pero qué dices, nosotros solo somos dos, pero hay diez
millones como nosotros! Lo de los dos pájaros es un decir de nuestro hermoso
refranero. Me refiero a que, se nos cepillan lo antes posible, y más a más
dejan de pagar pensiones.
_ ¡Ah, ahora ya le entiendo, cuánto sabe usted...!
_ ¿Ay, hijo mío, si supieras lo qué he aprendido en este
confesionario..., te podría sorprender?
_ ¿Una pregunta padre, ya que casi somos amigos? ¿No podría
seguir la confesión en un barecito cercano, y nos tomábamos un cafelito y una
copita? Es que las rodillas ya no me responden. Y qué conste, que pago yo.
_ Pues claro hijo mío, pero antes la absolución...
...Ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris et Filii
et Espiritus Sancti. ¡Amén!
Salió del confesionario, me ayudó a levantar mi cuerpo
arrodillado pleno de santidad, y me dijo:
_ ¡Ahora a por ese cafetito, y una buena copa de coñac de
marca! Que estos son menos de cuatro días, y en nuestro caso y condición nunca
se sabe, y menos mal que ahora mandan los creyentes, pero... claro, no son ni
practicantes, ATS y ni enfermeros, jodido lo tenemos.
José Pardo Ferrer.